Por: Pamela Cuevas, Coach Organizacional.

Recién que salí de la universidad, como licenciada en Mercadotecnia y Publicidad, me enfoqué en colaborar en agencias de publicidad, para más adelante independizarme como ejecutiva de cuenta, marketing, ventas y publicidad de varias empresas, con diversos giros. Fueron los años los que me han indicado el rumbo y sé que, si tu camino profesional también ha sido largo y sinuoso, has de comprender por mucho lo que escribo. Realizar publicidad es entender “cómo vender”, y no hablo de las ventas como sustantivo, hablo de la acción, debí ponerme en los zapatos de quien vendía lo que deseaba publicar.

Escuchar y, sobre todo, sentir el sistema al cual atendía, me llevó a darme cuenta de la mina de oro que se esfumaba en el proceso, de las conversaciones que se escapaban, se omitían o se olvidaban entre el vendedor y el cliente, siendo éste último en quien debía centrar el sentido del mensaje, quien dirigía mi publicidad y en quien debía enfocar mi atención. No fue difícil comenzar a instruirme para capacitar a la par al equipo de ventas y atención al cliente, crecer y aprender con ellos lo que sería el camino a una publicidad eficiente y eficaz.

El equipo de ventas era, ahora, mi enfoque, era de primera mano mi contacto con lo que el cliente deseaba, no obstante me topé con otro gran tema, para vender primero hay que saberse “ser”, pues no sólo era la técnica, era la actitud, el talento, el sentido común, la seguridad, la inteligencia emocional, la asertividad, etc., de ahí, mi entrada triunfal al coaching ontológico con el gran maestro Rafael Echeverría, donde, en su libro “La ontología del leguaje”, declara que, “uno deviene de acuerdo a lo que hace”.

Nuestras acciones revelan nuestra forma de ser, por lo que el ser tiene la posibilidad de transformarse cada segundo, ¡Bingo!, el vendedor se transforma, muta, se provoca y trasciende cuantas veces lo quiera, por lo que mi enfoque ahora es: “Trabajemos en las personas, trabajemos en el SER, en lo que cree y en lo que es capaz de HACER con lo que ES sin esperar tener”. Hoy honro mi camino y como máster en coaching organizacional, acompaño a concretar espacios sensoriales 360 de confianza y pertenencia en las organizaciones.

Personalmente cuestionar sus valores y normas por las que se rige, es conocer su cultura y conocer su corazón. La cultura no es el clima laboral, sino el carácter de la organización, lo que se decide y se forja; el clima laboral es el cómo se sienten las personas y la cultura es la razón por la cual se sienten así.

Peter Drucker, el nombrado padre de la administración, dice: “La cultura se come de desayuno la estrategia”, una frase que se impregna de razón cuando lo estás viviendo. No importa qué estrategia tengas, sin cultura la estrategia no funciona.

Si quieres saber por dónde comenzar, hazte estas preguntas: ¿Te inspira la misión y propósito de tu organización?, ¿se alinea con cada integrante de tu equipo?, ¿consideras que el ambiente de trabajo refleja lo que se predica?, ¿celebras logros y aprendizajes?, ¿existen oportunidades de crecimiento?, ¿existen canales claros y oportunos de comunicación?

La alineación de los valores del personal y de la organización, es la madre del compromiso y pertenencia, la sinergia y la consolidación de un gran equipo, y la consecuencia a la fluidez que se requiere para el logro de sus objetivos.

Una organización con el corazón sano, bombeará con fluidez y agilidad, lo necesario para que cada parte de ella trascienda con sinergia al objetivo buscado.

Comienza a provocar sensaciones que se alineen a tu cultura organizacional y ¡agilízate! porque #SentirNoEsElección

FB: Pamela Cuevas Coach

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