Por: Andrea García Lastra

Hace dos años y medio tuve un accidente que me cambió la vida por completo, quedé parapléjica, en una silla de ruedas, sin movimiento ni sensibilidad de la cintura para abajo. Aún recuerdo esos días en el hospital donde todo era tan incierto, no sabía qué sería de mí, pues ni siquiera los doctores tenían respuesta a mis múltiples dudas “es muy pronto para saberlo”, esa era la única respuesta. Lo que sí tenía claro era que no sería fácil, ni rápido. Me tomaría años de terapia física y mucha paciencia.

Siempre piensas que a ti no te va a pasar, escuchas accidentes o enfermedades que pasan otras personas y lo ves tan lejano que, cuando te pasa, no lo puedes creer y te empiezas a preguntar ¿por qué a mí?

Hay tres factores que me han ayudado a salir adelante:

1. El apoyo familiar. Llega el punto en que quieres tirar la toalla, crees que ya no puedes más, que es demasiado para ti, pero ¿cómo pensar en rendirte?, cuando tienes a tu alrededor a esas personas que te quieren, que te apoyan y están dispuestos a dar todo de sí, con tal de verte bien. Así que, llega el momento en el que, si no lo haces por ti, lo haces por ellos.

2. Mentalidad deportiva. Desde chica he practicado varios deportes, pero antes de mi accidente encontré mi pasión: Ser corredora me dio disciplina, fuerza física y mental. Aprendí que los resultados no se dan de un día a otro, que las metas se proponen a cierto plazo y solo se consiguen si se trabaja duro, día con día. Lo mismo con la terapia, hay que despertarse todos los días y hacerlo, habrá días en los que no hay ganas o motivación, pero siempre debe haber disciplina. Vi mi rehabilitación como un entrenamiento a maratón y una carrera de resistencia, no de velocidad.

3. Fe y apego a Dios. Cuando la ciencia te quita la esperanza, necesitas algo más a qué aferrarte y encontré a Dios, me dio paz, tranquilidad y paciencia, principalmente en los días difíciles, aprendí que acercarte a Dios no hará que no te pasen cosas malas, pero verás las adversidades con otros ojos y entenderás que Dios tiene planeado algo especial para ti.

Si buscas lograr un sueño, no te des por vencido, no te compares con los demás, cada quien va a su propio ritmo. No creas todo lo que ves en redes sociales, no existe esa vida perfecta, todos cargamos con nuestros propios problemas, pero depende de cada quien hundirse en el hoyo o aferrarse y salir adelante, y es ahí donde la pregunta cambia… ¿y por qué no a mí?