Relaciones de parejas

Por: Rosela Abaroa Garrido, Psic. Clínica y Organizacional

Uno de los principales retos en las relaciones de pareja son las barreras de comunicación que surgen por no saber cómo expresar lo que sentimos, pensamos o creemos de manera clara.

Esta problemática es más notoria cuando hay una carga emocional negativa en el mensaje. Por ejemplo, cuando tu pareja realiza una acción contraria a lo que esperabas, puede surgir, en primera instancia, una reacción de enojo. Una respuesta no asertiva o agresiva sería: “#%&**, nunca haces nada bien, te dije que lo hicieras de esta manera, no te puedo pedir nada”.

Del lado opuesto, pero igual de ineficiente, está la comunicación pasiva, la cual busca evitar el conflicto a toda costa y cede a los deseos propios. Con este mismo ejemplo, se vería así: “Bueno, ya que” (mientras te guardas para ti la insatisfacción o enojo).

¿Cómo sé si la comunicación es mala?

Suele existir violencia verbal, chantaje emocional o comentarios pasivo-agresivos; la comunicación se basa en la crítica o evasión; se presenta una actitud defensiva; el lenguaje corporal indica que la persona se muestra incómoda o cerrada. Estudios han mostrado que las personas que practican la comunicación asertiva mantienen relaciones saludables, funcionales y duraderas, pues son capaces de solucionar conflictos, expresar sus necesidades y considerar a la otra persona en el momento de establecer un diálogo. Este tipo de comunicación se basa en el intercambio de ideas, creencias o necesidades, sin dañar u ofender a la otra persona, creando la posibilidad de generar un espacio de conversación.

Siguiendo con el primer ejemplo, un diálogo asertivo se puede ver de la siguiente manera: “Esto que hiciste me molestó y me hace sentir como si no escucharas lo que te digo. Para mí, es importante que las cosas se hagan con cuidado.

Te pido que la próxima vez, consideres lo que te estoy pidiendo. Entiendo que no tienes la costumbre de hacerlo de esa forma, pero me gustaría que lo intentaras”.

Intenta ponerlo en práctica, primero señalan- do la problemática y el impacto que genera.

Luego, identifica cuál es el comportamiento que te gustaría que cambiara y, por último, especifica qué podría hacer la persona diferente para solucionarlo.

Una buena comunicación se caracteriza por la escucha activa, la capacidad de poder recibir comentarios que sean distintos al propio, mantener una postura corporal abierta, no imponerse; se basa en la honestidad, empatía y comprensión.

Utiliza un lenguaje directo, con voz calmada y propositiva. Leerlo es mucho más fácil que ponerlo en práctica; se requiere ser consciente de las necesidades propias, prestar atención a las emociones que surgen y los pensamientos asociados a estos, para, poder así, comunicarse con la otra persona.

Expresarse de manera asertiva reduce la posibilidad de conflictos, aumenta el compromiso a seguir los acuerdos establecidos y abre espacio a un diálogo. Ponlo en práctica en todos tus contextos, no solo con tu pareja.

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