Por: Luisa Benítez, CEO de la Universidad Digital Continental / Foto: Víctor Cazarín

La curiosidad es un impulso básico en los seres humanos, es una habilidad que todos tenemos, pero como otras, no es igual en todos nosotros, ni sentimos la misma curiosidad por lo mismo.

Suele ser un rasgo estable, el cual puede aumentar y disminuir según las circunstancias y el contexto. La curiosidad es un catalizador para el aprendizaje que, en la mayoría de las ocasiones, se materializa por medio de preguntas que, a veces, pueden llegar a ser abrumadoras.

En este sentido, el uso de metodologías activas, en las que los alumnos son los protagonistas, suponen un paso importante para que los estudiantes puedan buscar respuestas a sus propias preguntas.

La indagación debe usarse como una estrategia para el aprendizaje por varios motivos: En primera, vivimos en un mundo cambiante, los niños tienen una necesidad de desarrollar su comprensión de la vida moderna y además, nuestra sociedad se mueve muy rápido, tiene conexiones globales y se orienta hacia la tecnología.

En suma, se requieren trabajadores que resuelvan problemas y piensen en forma crítica, es decir una fuerza laboral que “trabaja inteligentemente”.

Si tu hijo es curioso, se hace preguntas difíciles o siempre está queriendo saber más del mundo, apóyalo a encontrar sus respuestas, dándole estructura; así como lo hacemos en el Instituto Continental, desde nuestro programa de estudio que trabaja para que, al egreso del ciclo escolar, sean niños y niñas que indaguen constantemente, por el bien de su ciudad y su sociedad.

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