Por: José María Enríquez, Psicología Infantil.

El autismo es una condición del neurodesarrollo, cuyas manifestaciones aparecen desde antes de los 2 años de edad y persisten toda la vida, las cuales suelen causar un déficit en la comunicación e interacción social; así como, en patrones de comportamiento e intereses restringidos y repetitivos, los cuales suelen ser muy limitados.

Respecto a las dificultades en las características de su comunicación y lenguaje, se encuentran retraso o ausencia de palabras, les resultad difícil iniciar o mantener una conversación, alteración en la capacidad de juego espontaneo e imitativo, uso de palabras de manera repetitiva o sin relación entre sí, por lo que en general el juego y el lenguaje no suelen ser los esperados para su edad.

Dentro de las alteraciones para la interacción y relaciones con otras personas, suelen presentarse contacto visual limitado; así como, en expresiones faciales y gestos, retos en la capacidad para iniciar juegos y compartir sus intereses con otros niños o adultos, dificultades en el juego social imitativo y ofrecimiento de empatía, entre otros.

En cuanto a su comportamiento e intereses, presentan preocupaciones o intereses por partes de objetos, necesidad de rutinas poco flexibles, insistencia en la monotonía, manierismos (movimientos repetitivos en manos o del cuerpo), intereses sensoriales inusuales (por ejemplo: sensibilidad a ruidos fuertes, texturas, restricciones en variedades de alimentos que les gustan, etc.)

Se estima que, en nuestro país, por lo menos 25,000 niños y niñas, tienen autismo; sin embargo, ese no es el mayor de los problemas para los padres, sino que, comúnmente tienen dudas acerca de cómo ayudar a sus hijos, precisamente por todos los mitos que se tiende a hacer del Trastorno del Espectro del Autismo (TEA):

1.- El niño con TEA es un genio, lo cual es falso, ya que, si bien suelen tener algunas habilidades sorprendentes, junto con algunas alteraciones marcadas, existe una gran diversidad en términos del desarrollo intelectual, que pueden manifestar a lo largo de su vida, por lo que no precisamente presentan una sobredotación intelectual.

2.- Los niños con autismo no hablan o si el niño tiene lenguaje no puede tener TEA, este es un mito que suele causar confusión, por lo que cabe aclarar que, el lenguaje suele ser una de las áreas más afectadas en ellos; sin embargo, el hecho de que la capacidad de lenguaje expresivo, esté o no presente, no significa que el menor tenga o no autismo.

3.- Solo dándole amor es suficiente para ayudar a un niño con autismo, falso, todos los niños del mundo tienen que ser amados a pesar de sus diferencias

individuales, lo cual no nos exime de la responsabilidad que tenemos como adultos de brindar a los menores la oportunidad de llevar una intervención oportuna y eficaz con un profesional con formación específica en el área.

4.- El TEA es causado por la acumulación de materiales pesados como el mercurio y las vacunas. Al respecto no existe evidencia científica, es un mito.

5.- El autismo se pasa con el crecimiento, como sabemos la intervención temprana aumenta la probabilidad de éxito del menor que facilite su camino en la vida adulta, pero la condición del neurodesarrollo no desaparece.

No existen dos niños con autismo iguales, cada uno manifiesta una serie de características diferencias muy variadas; sin embargo, es importante que, ante la más mínima sospecha de alguna posible alteración en los hitos del desarrollo de un menor, se busque ayuda profesional con un médico neurólogo pediatra, psiquiatra infantil o psicólogo infantil.

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