Por: Julieta Enríquez, Writer, Speaker TED Talk & Coach

Construir una relación de pareja saludable y estable para crecer juntos equitativamente con respeto, plenitud y libertad es todo un reto, normalmente vamos experimentando a prueba y error; entonces, ¿cómo construir una buena relación? Hacemos intentos conociéndonos a través de nuestra pareja, como si fuera un espejo y descubriendo cuales son los botones emocionales que nos toca y las heridas que aun nos duelen, ya que en pareja nos permitimos bajar las barreras y mostrar nuestra vulnerabilidad.

Hace unos años, tuve la oportunidad de asistir a la conferencia de la doctora Helen Fisher, antropóloga y bióloga considerada la erudita más referenciada en la comunidad científica en el tema del amor y las relaciones, entre sus estudios sustenta 4 personalidades para relacionarnos con afinidad, en base a nuestra hormona predominante (haberlo dicho antes) y también, plantea que los humanos hemos desarrollado 3 sistemas principales de apareamiento:

1).- Lujuria: Impuso sexual.

2).- Atracción sexual selectiva: Amor romántico.

3).- Apego: Sentimiento profundo de unión.

A veces, un impulso sexual nos lleva a interactuar y después a enamorarnos, o a veces, primero nos enamoramos y después nos deseamos, cuando entramos a esta etapa empezamos a experimentar euforia, dependencia emocional, ansiedad ante la separación, reacciones físicas con cambios en la respiración y en los latidos del corazón, queremos exclusividad sexual, desarrollamos actitudes posesivas y lo más importante de todos estos cambios es que entramos en un pensamiento obsesivo, según las propias palabras de la doctora Fisher: “Alguien acampa en tu cabeza”. ¡Exacto! Cuando nos enamoramos lo experimentamos, parece que el otro, ahora, vive en nosotros y entonces, ¿cómo aprender a relacionarnos con todo esto?

Es diferente en cada generación por que la dinámica de nuestra interacción va cambiando; así como, las necesidades y prioridades en base a los escenarios económicos, políticos y sociales, algo que observamos es que últimamente ya no estamos queriéndole invertir tanto a las relaciones, es una evaluación que hacemos, esto lo sabemos desde los años 50 ́s o antes, con los trabajos de Skinner y el condicionamiento clásico, si la recompensa que obtenemos supera a la inversión que hacemos o si el placer supera al dolor, vamos a invertir en algo pero si el dolor supera al placer entonces no lo vamos a hacer, parece que las relaciones se van haciendo complicadas en nuestra cabeza, como una guerra de quien gana y quien pierde, parece una discusión interminable entre las diferencias de lo que cada uno quiere, el bagaje que cada quien se carga, la familia de la que cada uno proviene y los sueños y proyectos que cada uno desea alcanzar, pensando así resulta más sencillo establecer relaciones superficiales “sin compromiso” es más, hay muchas apps que te lo pueden facilitar y parece que si no las has utilizado eres anticuado. De esta forma, no hay una verdadera conexión emocional profunda, porque lo que no se quiere son las complicaciones del involucramiento, pero las tenemos por que no entendemos como funcionan las relaciones, como es la mecánica y esperamos que todo sea a nuestro modo, estamos esperando una pareja que sea como yo quiero que sea y entonces en lugar de empeñarme en conocerla, me empeño en querer cambiarla y como la pareja quiere lo mismo en lugar de querer conocerme quiere cambiarme ¡Imagínate los pleitos y desacuerdos! Idealizamos demasiado una relación y nuestro nivel de enojo, tristeza, decepción o frustración dependerá de las exceptivas que pusimos en esa persona, pero nuestra responsabilidad está en comprender que las expectativas nacen de nuestra necesidades y esas, cada uno debe atenderlas para poder relacionarse de mejor manera, por el gusto de compartir y no por sus carencias.

La relación de pareja ocupa un lugar importante tarde o temprano en la vida de todos, pues, a través de relacionarnos podemos conocernos a nosotros mismos, crecemos en la interacción, por supuesto que es un tema de química y atracción, de seguridad y afinidad, biología, supervivencia y consciencia, nos hemos contado muchos cuentos sobre las relaciones alejándonos de llegar a vivir una verdadera conexión empática, saludable, respetuosa, honesta y amorosa, que nos impulse a crecer y ser más auténticos, felices y plenos. En el tema de pareja no hay fórmulas, métodos, ni varitas mágicas, hay millones de historias, libros, estudios y múltiples teorías, pero cada relación es tan única como las personas a las que involucra. Lo importante es observarte a través de una relación, ¿cuáles son tus juicios y creencias limitantes para relacionarte? Es muy emocionante enamorarse, pero construir una relación implica madurar, escuchar, conocer, negociar, acompañar, procurar, aprender, aportar y lo más importante amar.

Finalmente, una relación no se mide por el tiempo que dura, sino por la persona en la que nos convierte. Espero tus comentarios en mis redes sociales.

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