Vía: https://blog.elartedesabervivir.com/
Al fin llegó 2022 y no hay mejor año para hacer todos los cambios en tu vida que has estado deseando durante meses: ponerte en forma, conseguir un mejor empleo, dejar esa relación tóxica…
Pero tal vez pensaste lo mismo el año pasado, ¿verdad? Hasta puede que vengas estado procrastinando decisiones importantes desde 2015 o 1999.
No te sientas mal. Muchas personas hacen grandes planes en la víspera de Año Nuevo que no siempre acaban materializándose. A medida que pasan los días y el 1 de enero se va quedando atrás, las responsabilidades cotidianas y la desmotivación hacen que tires por la borda todos los propósitos que habías anotado en una servilleta en Noche Vieja. Sin embargo, no tiene que ser así. Al menos no este año.
Si te pones metas realistas y mantienes el entusiasmo, 2022 puede ser el mejor año de tu vida. ¿Cómo empezar? Hoy te compartimos algunos consejos.
Pregúntate qué salió mal en años anteriores
No es la primera vez que empiezas el año con alegría y buenas intenciones. En el pasado, ya habías intentado concretar algunos proyectos, así que piensa en lo que salió mal en ese entonces y cómo evitar que se repita.
Por ejemplo, un error común es obligarte a hacer cambios radicales de la noche a la mañana, como dejar de golpe los alimentos procesados y el azúcar. Quizá lo consigas, pero es muy probable que veas un “efecto rebote” tarde o temprano. Los grandes cambios se cosechan con disciplina, solo ten paciencia y comience poco a poco.
Haz un plan de acción cada 30 días
Supongamos que tu objetivo es bajar de peso o aprender un nuevo idioma. La mejor forma de conseguirlo es saber exactamente lo que tienes que hacer a partir del día 1, en lugar de improvisar.
Teniendo un cronograma por anticipado, será más fácil apartar tiempo en tu agenda para dedicar a tus propósitos de Año Nuevo, ya sea ejercitándote 30 minutos diarios, tomándote 20 minutos por la mañana para meditar, o cualquier actividad relacionada con los hábitos que quieres adoptar.
Seguir una rutina te ayudará a familiarizarte con tu nuevo estilo de vida y desarrollar la costumbre, algo esencial para no abandonar el proyecto a mitad de camino.
Descubre lo que funciona para ti
Con el tiempo –si prestas atención– comenzarás a darte cuenta de que hay horas, momentos y circunstancias específicas en las que te resulta más fácil seguir tu nueva rutina.
Algunas personas se sienten de mejor ánimo para ciertas actividades por la mañana y, otras, al anochecer. Lo importante es descubrir el sistema que da mejores resultados en tu caso, en lugar de imitar lo que hace otra persona.
Cuando sepas lo que funciona, solo tienes que dejarte llevar y todo seguirá su curso.
Identifica los detractores
Si tu objetivo es dejar un hábito dañino (como fumar, beber o la comida chatarra) no es buena idea seguir juntándote con personas que tienen ese hábito. Jugar a los dardos con la tentación no es una partida que se pueda sostener mucho tiempo.
Probablemente, te escandalice la idea de hacer a un lado a tus amigos, pero este es un paso fundamental si quieres tener una vida más sana. Míralo desde una perspectiva a largo plazo: ¿dónde quieres estar dentro de 5 años? ¿Qué tipo de persona quieres ser? ¿Qué crees que diría tu Yo del futuro si viera lo que estás haciendo?
En caso de que no quieras o no puedas alejarte de los posibles detractores –sería muy complicado si es un familiar cercano–, trata de limitar el contacto. Si antes veías a esa persona una vez por semana, haz que los encuentros sean más espaciados y, en el entretiempo, sigue tu plan de acción.
Entiende que habrá días malos
Aún poniéndole todo el esfuerzo del mundo, es posible que caigas en las redes de la seducción. ¿Y qué? No serás la primera ni la última persona, lo que cuenta es pasar la prueba.
Ponte de pie, sacúdete y retoma tu plan de acción. No importan los errores que hayas cometido hoy, sino el balance general a fin de mes o, mejor dicho, a fin de año.