Por: Mario Durán, Cinefilos

William Tell (Oscar Isaac) es un ex-militar con un problema de ludopatía, una enfermedad que se caracteriza por un fracaso crónico y progresivo en resistir los impulsos de jugar apostando dinero. No todas las personas que juegan desarrollan una adicción al juego, del mismo modo que no todas las personas que beben termina siendo alcohólicas.

A Tell solamente le interesa el jugar a las cartas. Su espartana existencia en el casino es interrumpida cuando su camino se cruza con Cirk, un joven que busca ayuda para poder llevar a cabo su plan para vengarse de un coronel militar, quien es también un viejo enemigo de Tell. Con el respaldo financiero de La Linda, Tell lleva a Cirk en un camino de casino a casino hasta que el raro trío se centra en ganar el World Series de poker en Las Vegas. Pero mantener a Cirk en el buen camino demuestra ser imposible, empujando a Tell hacia la oscuridad de su pasado.

Una película extraña, así es como podemos definir el trabajo dirigido por Paul Schrader, la cual refleja una explosión de demonios internos con problemáticas que en el presente no han sido superadas, o que de igual manera jamás lo serán.
El reparto integrado por Oscar Isaac como protagonista, es lo que permite apreciar la cinta, ya que su interpretación es muy buena, junto al extraño Tye Sheridan, la por momentos desafiante Tiffany Haddish y el siempre enigmático Willem Dafoe, que aqui vendría siendo la representación de la crueldad y tortura, siendo la conexión existente entre dos hombres de distinta edad que buscan respuestas y entendimiento a lo que les ha ocurrido.
Este espiral, que se convierte en un torbellino emocional, violento en sus acciones y terriblemente doloroso, es para disfrutarse con calma, ya que la narrativa de la cinta es pausado, ofrece tomas estilo fondo de botella en movimiento y puede que no sea del agrado del público promedio deseoso de algo acelerado. La culpa y el pecado del ser humano, la necesidad de poner un alto y despertar al ser dormido que habita en nuestro interior por una sed de venganza.