Por: P. Juan Antonio Torres, L.C.

Toda pareja que se encamina al matrimonio tiene la aspiración de que su relación sea exitosa, es decir, perdurable y feliz.

Y todos nos preguntamos, ¿cuál es el secreto de una relación que perdurable?.

Analizando la historia de las relaciones humanas, desde la antigüedad hasta el día de hoy, descubrimos que hay un factor común a todas aquellas relaciones que perduran a lo largo del tiempo.

Estos factores son los tres valores fundamentales:
• Amor (se concreta en necesidad de atención).
• Dignidad (se concreta en equidad entre los seres humanos)
• Libertad (se concreta en capacidad de autorrealización).

Estas son las expectativas más profundas, exigentes y perdurables que se esconden en las entrañas de la estructura humana.

¡Son condición indispensable!

Por lo mismo, todo tipo de relación entre personas debe incluir estos tres elementos, si se quiere que haya perdurabilidad y consistencia.

Cuando alguno de estos tres factores es dañado, ignorado o perpetrado, la relación necesariamente tendrá que comenzar a resquebrajarse.

Todos los seres humanos tenemos estas expectativas. No están sujetas a los altibajos de la moda, del lugar, del tiempo. Se encuentran en un nivel profundo de la personalidad, tanto en la niñez como en la edad adulta.

Estos requerimientos silenciosos llevan consigo un veto: “no soy un instrumento”. Ningún ser humano está hecho en función de otro. Todos poseen la misma dignidad, todos tienen un valor intrínseco y único.

Estos tres valores fundamentan todos los demás.

De estos tres valores fundamentales surgen todos los demás: honestidad, caballerosidad, respeto, atención, cuidado, humildad, sinceridad, justicia, honradez, puntualidad, responsabilidad, etc.

Dado que todos los valores tienen su fundamento en la dignidad de la persona, cada uno de ellos refleja un modo específico de guardar el respeto que merece esa dignidad. Por ejemplo, en una circunstancia concreta, el valor de la gratitud es el modo de expresar mi respeto a esa persona. En otro momento, será mi silencio la manera más adecuada de expresar mi respeto a una cierta persona, etc.

Por este mismo fundamento, todos los valores son intercomunicados, no hay contradicción entre ellos, no pueden oponerse el uno al otro. Donde hay aprecio por un valor específico, los demás valores también vendrán con él.

Si deseas asegurar que una relación sea duradera, procura ejercitarte en estos tres valores fundamentales.