¿ACASO DEPENDE DE LOS PADRES?
Por: Julieta Enríquez, Writer, Speaker TED Talk & Coach
La situación económica, política y social de nuestro país, los temas de inseguridad, el calentamiento global, el radicalismo de la sociedad, la tensión mundial y los retos de una década post Covid, nos ponen sobre la mesa uno de los desafíos más grandes para la humanidad, mientras vemos una ausencia de liderazgo para construir acuerdos, coordinar acciones y ejercer los cambios que tanto necesitamos, y es que, al mundo le urgen personas dispuestas a asumir ese incómodo papel que implica ser disruptor de sistemas que ya caducaron o el que cuestiona las creencias que puedan estar limitándonos. En ese papel no le vamos a caer bien a mucha gente, pero no me refiero a ser el rey del carnaval o la reina de la popularidad, lo que hoy necesitamos es el impacto que logran los verdaderos líderes, los que no requieren un diploma, ni buscan el aplauso, me refiero a los que saben inspirar más que motivar, accionar más que criticar, los que se ganan el respeto y la gente les da la autoridad, esos líderes que parecieran tan escasos. ¿Nacen o se hacen? ¿Cómo podríamos tener más?
La ciencia nos ha demostrado en los últimos años que, si bien traemos una predisposición genética al desarrollo de ciertas habilidades gracias a las experiencias, talentos y aprendizajes de nuestros padres, serán nuestras decisiones y el contexto lo que determine mayoritariamente nuestros resultados. Sheryl Sandberg, economista y directora estratégica de Facebook, menciona en su libro “Lean in” que, cuando observamos en el kínder a un niño dirigiendo a los demás, inmediatamente lo asociamos a que ese niño orgullosamente tiene madera de líder, pero si se trata de una niña coordinando y dirigiendo al resto de los niños el juicio emitido suele ser “esa niña es una mandona” y desde esa primera infancia hay un peso cultural que influye en ciertos juicios y creencias.
Por otra parte, durante la infancia nuestro cerebro es una verdadera video grabadora de emociones, reacciones, conversaciones y conductas aprendidas por observación, de las personas más significativas de nuestra vida, inconscientemente nos vamos programando creencias e instalando condicionamientos para ser capaces de asumir o evadir nuestra capacidad de liderazgo, es por esto que, Sigmund Freud, considerado el padre del psicoanálisis aseveró que, “infancia es destino” ¡Uff que fuerte! Eso, ¿en quién nos convierte? Cuando me certifiqué como coach ontológico aprendí lo útil que es reencuadrar y complementar la frase del Dr. Freud, con un “pero ahora de adulto yo decido” ¡Sí! La vida no es lo que sucede, sino lo que hacemos con lo que sucede y eso hace toda la diferencia entre ser la víctima de un drama o como decía Nelson Mandela, “soy el amo de mi destino”.
Asumir la responsabilidad de ver mi infancia como una suma de experiencias y no una sentencia, con lo cual veo la posibilidad de reforzarme para abrirme nuevas oportunidades y con esta visión y determinación encontramos las historias de vida más inspiradoras donde personas que nacieron y crecieron entre la guerra, el hambre, la enfermedad, la ausencia de los padres, el racismo, la violencia física o emocional, tomaron la decisión con valor y aun contra todas las circunstancias de “ser el amo de su destino”, personas que han cuestionado a los sistemas y traspasado las fronteras para inspirarnos a salir de lo cómodo, pequeño o conocido para ser esos líderes que hoy le urgen al mundo, para cambiar el destino de la humanidad.
Cuando entrevisté para mi libro al maestro y autor chileno Julio Olalla, considerado uno de los pilares y pioneros del coaching me compartió una frase contundente: “ya es hora de no esconder los tremendos dolores que estamos sufriendo como humanidad, dejar de proclamar que tenemos las soluciones y decir: ¡No sé!, para abrirnos a un nuevo aprendizaje, otra forma de hacer las cosas, no es posible un cambio real en la cultura de las organizaciones, si no se aborda simultáneamente la transformación personal de sus miembros”.
Al mundo le urge un cambio en las estructuras sociales, los procedimientos empresariales, las normas ecológicas, el aprovechamiento de recursos, las políticas publicas y las dinámicas familiares, precisamos aprender a surfear las olas de la incertidumbre para descubrir nuevas y mejores formas de hacer las cosas, somos la ultima generación que le tuvo miedo a sus padres y la primera en tenerle miedo a sus hijos. ¿Estamos listos para estos retos? Te aseguro que será más sencillo si trabajamos en equipo, te escucho en mis redes sociales y te espero en mi programa de radio, cursos y conferencia para seguir proponiendo ideas.
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