Claves para entender nuestras heridas emocionales 

Dr. Paco Paz. Psicólogo Humanista Gestalt, Coach & Trainer / Desarrollo Humano – Profesional – Espiritual

¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta recibir un cumplido o por qué sientes que debes ganarte el cariño de los demás? Estas preguntas, que muchos nos hacemos, tienen raíces más profundas de lo que imaginamos. La psicología del apego, desarrollada por John Bowlby, explica cómo nuestras primeras experiencias con cuidadores moldean comportamientos que llevamos hasta la adultez.

En este artículo, exploramos cinco patrones comunes y cómo entenderlos, puede ser el primer paso hacia la sanación.

1. EL PERFECCIONISTA: NUNCA ES SUFICIENTE.

¿Eres de los que revisa una y otra vez su trabajo por miedo a fallar? Bowlby, en su libro “Vínculos Afectivos”, señala que la autoexigencia extrema suele nacer en niños que sintieron que su valía dependía de sus logros. Si tus padres o cuidadores fueron críticos o distantes, es probable que hayas aprendido a buscar validación a través del esfuerzo constante. Hoy, eso se traduce en un adulto que lucha por sentirse “suficiente”, incluso cuando todos reconocen su éxito.

2. EL INDEPENDIENTE: PREFIERO HACERLO SOLO.

¿Te cuesta pedir ayuda o aceptar un abrazo en un mal día? En hogares donde las emociones se ignoraban, muchos niños aprendieron a sobrevivir sin apoyo. Bowlby llamó a esto “apego evitativo”: Una estrategia para protegerse del dolor de sentirse abandonados. El problema es que, de adultos, esa independencia se convierte en un muro que dificulta conectar con otros.

3. EL CUIDADOR NATO: TODOS ANTES QUE YO.

Si de pequeño tuviste que mediar en discusiones familiares o cuidar a hermanos, quizás hoy priorizas a los demás hasta el agotamiento. Bowlby lo explica como “parentalización”: Cuando un niño asume roles de adulto para mantener la paz en casa. El resultado son personas que, años después, olvidan sus propias necesidades por miedo a decepcionar a otros.

4. EL NEGOCIADOR DEL AMOR: SI ME PORTO BIEN, ME QUERRÁN.

“Te quiero… pero solo si sacas buenas notas”. Cuando el afecto en la infancia fue condicional, es común crecer creyendo que el amor debe ganarse. Bowlby vinculó esto al “apego ansioso”: una dinámica donde la inseguridad domina las relaciones. ¿El efecto colateral? Adultos que se desviven por agradar, incluso en vínculos tóxicos.

5. EL DESCONECTADO DE SUS DESEOS: ¿QUÉ QUIERO YO?

Hay quienes pasan la vida cumpliendo expectativas ajenas, “estudiar lo que los padres eligieron”, “seguir tradiciones”, sin preguntarse qué desean realmente. Según Bowlby, esto surge cuando el niño aprende a silenciar sus necesidades para ser aceptado. De adultos, la pregunta “¿quién soy?” puede generar crisis existenciales profundas.

La buena noticia es que estos patrones no son una condena. Bowlby aseguraba que, con autoconocimiento y relaciones saludables, es posible reescribir esas historias. Terapias como la humanista gestalt o grupos de apoyo son herramientas clave. Como dice el refrán: “Para sanar, primero hay que nombrar la herida”.

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