Por: P. Juan Antonio Torres, L.C.
En cualquier oficio se obtienen mejores resultados cuando se logra aclarar la meta del proyecto, hacia dónde se quiere ir. Cuanto más precisa sea la visión, tanto mayor probabilidad de alcanzar el objetivo. Un experto en ventas recomienda: “comienza cada obra teniendo claro cómo debe ser al final; sólo así sabrás cómo hacerla. Apunta a la meta y no retrocedas” (Dr. Cash Luna). Creo que con mayor razón los papás deben aplicar el mismo principio.
Para educar bien a los hijos, primero necesitamos plantearnos en la mente el tipo de persona que quisiéramos que llegaran a ser; y luego trazar el mapa de los pasos que nos llevarán a la meta.
Mi visión de futuro
¿Cómo quiero que sea mi hijo o hija a la edad de 21-30 años?
Para responder a esta pregunta necesitamos poner en lista nuestros deseos, como cuando hacemos la carta al Niño Jesús o a los Reyes Magos en Navidad. Lo que se desea y lo que no se desea para los hijos se debe poner por escrito.
A continuación se presenta una lista de comportamientos positivos y negativos; no es exhaustiva, pero puede servir de guía. Conviene que cada pareja de papás revise esta lista y la amplíe hasta alcanzar una visión clara del mejor futuro para sus hijos:
-Que es fuerte ante las adversidades y lucha por cumplir sus metas.
-Que da lo mejor de sí mismo ahí donde se encuentre.
-Una persona de iniciativa, creativa, atenta a las oportunidades para crecer.
-Que es una persona humilde, sencilla, atenta a los demás, de trato afable.
-Que es entusiasta de su familia y atento/a a sus hijos.
-Que es profesionista exitoso, honrado, trabajador.
-Que es fiel a sus compromisos pequeños o grandes.
-Es una persona segura de sí misma, alegre, de buen trato.
-Generoso, atento a las necesidades de los demás.
-Que vive contento con su situación y sabe disfrutar las cosas buenas.
– Que sabe comprar con responsabilidad lo que necesita.
-Que es una persona ahorrativa y piensa en el futuro.