Durante sus casi 70 años de reinado, la reina Isabel II supo combinar la mayoría de sus vestimentas con sus míticos sombreros y tocados que, sin esperarlo, tienen detrás un significado especial.
Cualquiera sea su tonalidad, temática o tejido son uno de los accesorios más esenciales para la monarca. El ala no debe tocar el abrigo ni entorpecer la visión. Son muy pocos los momentos en que se la vio sin alguno de sus llamativos sombreros.
Se estima que desde el día de su coronación, el 2 de junio de 1953 hasta la fecha, utilizó alrededor de 5.000 sombreros y tocados, creaciones de su diseñador, el británico Philip Somerville. Si bien es un complemento perfecto que combina con sus vestidos, los utiliza, no como un simple accesorio, sino porque albergan un motivo particular.
Hasta la década de 1950, rara vez las mujeres eran vistas sin estos accesorios. Como sucede en la actualidad con algunas religiones, no era bien percibido que enseñaran el cabello en público.
La periodista especializada en moda monárquica, Elizabeth Holmes señaló en su libro HRH. que para la reina Isabel II, los sombreros forman parte de su uniforme de trabajo “El sombrero es un recordatorio de que la reina está contratada para un servicio, para un trabajo”.
Somerville, el diseñador de los famosos sombreros fue creador también de los que lució Lady Di a finales del siglo XX. Pero la misión más difícil que tuvo con la esposa del príncipe Felipe de Edimburgo es no repetir un modelo. Y esto ocurrió en muy pocas ocasiones en casi 70 años.
Rojo, celeste, verde, amarillo, ningún color pudo resistirse a la monarca. Siempre mantuvo su estilo y es fiel a sus gustos; no se deja llevar fácilmente por las tendencias del momento. Ella misma es quien decide cómo deben ser.
“Sus tipos de sombreros, tanto de verano como de invierno, se realizan con horma; no tienen costuras, entonces es como si fuera un cono”, comentó a Infobae Eugenia Citara, de Sombreros Eugene.
Además aclaró que en invierno generalmente son de fieltro y que pueden ser de conejo, depende el material. “Son de lana pura. Se trabajan a mano; con mucho vapor. Además, imagino que la horma está preparada para ella, tiene su propio modelo porque sus sombreros son todos similares”, dijo.
Por su parte, en verano explicó que se realizan del mismo modo pero con materiales más finos como rafia o parasisal pero siempre se mantiene el mismo trabajo para su realización. Y agregó que en sus sombreros no puede faltar decoración. “Todos tienen su cinta y un detalle que, además del color, es lo que lo hace diferente”, explicó Citara
“La elaboración de estos sombreros es bastante larga; lleva entre 34 y 40 horas confeccionar uno. Nuestros sombreros son más tradicionales, más clásicos, por eso nuestra producción es industrial. Los de la reina son de elaboración larga”, señaló a Infobae Antonio Riera, dueño de Lagomarsino, y fabricante de algunos de los sombreros que utilizó la reina Máxima de Holanda.
Con respecto a la confección de cada modelo de la monarca de Inglaterra aclaró que una vez que se tiene el talle adecuado, después es más sencillo de confeccionar cada uno. “En este caso estimo que tendrá más de 50 hormas y con esa cantidad se pueden realizar una gran variedad de sombreros”, explicó Riera. Y agregó: “Se le agregan alas, copas; se suben un poco más o se bajan. Debe tener 50 de copas y 30 de alas, más no. Sobre cada tema se pueden hacer distintas variedades”.
“La elaboración de estos sombreros es bastante larga; lleva entre 34 y 40 horas confeccionar uno. Nuestros sombreros son más tradicionales, más clásicos, por eso nuestra producción es industrial. Los de la reina son de elaboración larga”, señaló a Infobae Antonio Riera, dueño de Lagomarsino, y fabricante de algunos de los sombreros que utilizó la reina Máxima de Holanda.
Con respecto a la confección de cada modelo de la monarca de Inglaterra aclaró que una vez que se tiene el talle adecuado, después es más sencillo de confeccionar cada uno. “En este caso estimo que tendrá más de 50 hormas y con esa cantidad se pueden realizar una gran variedad de sombreros”, explicó Riera. Y agregó: “Se le agregan alas, copas; se suben un poco más o se bajan. Debe tener 50 de copas y 30 de alas, más no. Sobre cada tema se pueden hacer distintas variedades”.
El estilo de Isabel II fue evolucionando desde que era una niña hasta su coronación en 1953 y, luego, hasta finales de la década de los 90, cuando empezó a utilizar abrigos de colores vivos, según contó Holmes a la revista People.
“La reina es consciente de que debe ser fácilmente visible para la mayor cantidad de gente posible cuando está fuera de casa, así que elijo principalmente colores llamativos que se verán fácilmente” , escribió Angela Kelly, la modista de toda la vida de la reina, en sus memorias de 2019.
“Lo que encuentro tan fascinante sobre el estilo real en particular, es la forma en la que las mujeres usan su ropa. Una gran parte de su trabajo es aparecer en público. No dan entrevistas reveladoras ni hablan mucho. Su ropa es tan hermosa, pero también significa mucho. Es una prueba del poder de la moda”, dijo Elizabeth Holmes a la revista People
“Es raro ver a la reina sin algún sombrero, es algo identificatorio de su vestimenta: sombreros y colores brillantes, todo realizado con la misma tela”, indicó Antonio Riera.
Para Kelly, sus sombreros despiertan un gran interés, sobre todo durante las carreras de caballos de Ascot, una cita que Isabel II nunca cancela. Semanas antes del evento, las casas de apuestas se llenan de pujas por el caballo ganador y también, por el color del sombrero que llevará la reina. Para evitar que algún empleado del palacio de Buckingham revele cómo será el vestuario de la monarca, Kelly deja preparados varios estilismos de diferentes colores entre los que la reina finalmente elige uno.
La extensa colección que alberga en el palacio real incluye modelos de todos los tipos: con gran variedad de telas, colores, flores, plumas y piedras. Con el paso de los años se convirtieron en su sello distintivo.
Vía: INFOBAE