Por: Pamela Cuevas, Master Coach Organizacional.

Considero que la humanización en la forma de vender y conectar con los clientes se ha convertido en una ventaja competitiva esencial y, justo ahí, es donde las mujeres hemos sabido integrar la conexión sensorial en la experiencia del cliente, entendiendo que no se trata solo de vender un producto o servicio, sino de generar un impacto emocional que trascienda la transacción.

La empatía y la intuición son elementos que muchas mujeres hemos sabido aprovechar para crear estrategias de marketing experiencial. En lugar de centrarnos únicamente en las características del producto, tenemos el enfoque en el cliente: ¿Qué siente?, ¿qué emociones busca?, ¿cómo podemos hacer que recuerde esta experiencia? De ahí nace el marketing sensorial, donde cada interacción con la marca es una oportunidad, para generar recuerdos y emociones positivas.

Cuando una marca logra tocar los sentidos del cliente, su permanencia en la mente del consumidor se multiplica. Desde la música ambiental en una tienda que evoca nostalgia o felicidad, hasta la textura de un empaque que invita a ser tocado, cada detalle influye en la decisión de compra.

Las mujeres contamos con la capacidad de percibir y diseñar estas experiencias, hemos sido pioneras en llevar este enfoque al siguiente nivel. Uno de los sentidos más poderosos y menos explotados en el mundo del marketing es el olfato. El aroma tiene la capacidad de evocar recuerdos, generar emociones y crear conexiones instantáneas. No es casualidad que muchas marcas hayan desarrollado fragancias exclusivas para sus tiendas o productos, con el fin de reforzar su identidad y generar asociaciones positivas.

Nosotras con nuestro afinado sentido de la percepción y nuestro enfoque en la experiencia global del cliente, hemos liderado estrategias donde el marketing olfativo juega un papel esencial. Desde hoteles que utilizan aromas específicos para transmitir confort y lujo, hasta tiendas de moda que impregnan sus espacios con fragancias que refuerzan su branding, el poder del aroma se ha convertido en un diferenciador clave en la fidelización del cliente.

Un ejemplo es Kate Crofton-Atkins, de Cochine Saigon, inspirada por los aromas de Vietnam, creó una marca de fragancias que captura la esencia de lugares exóticos, a través de velas y perfumes para el hogar. Su enfoque no solo se basa en vender productos, sino en transportar a los clientes a experiencias sensoriales únicas, mediante el olfato. Gracias a su visión, Cochine ha logrado diferenciarse en el mercado de lujo, demostrando cómo una fragancia bien pensada puede convertirse en una firma inolvidable.

La clave del éxito radica en hacer que cada experiencia sea memorable y, en este terreno, el liderazgo femenino sigue marcando la diferencia. Porque al final, el cliente no solo compra un producto, sino una sensación, un recuerdo y una emoción que lo hace volver.

Hoy la competencia es feroz y la tecnología avanza a pasos agigantados, la humanización sigue siendo el factor determinante en el éxito de una marca. Porque al final del día, lo que realmente hace que un cliente regrese no es solo el producto, sino cómo lo hicimos sentir.

¡Felicidades MUJER!

Instagram: @Ventas Sensoriales

“El Aroma Te Transporta”