Pediatra
CED. PROF. 6430161 / CED. ESP. 11063521
Por: David Barquero/Fotos: Víctor Cazarín
Amante de la naturaleza y la vida, la doctora Wendy Aguilera es pro defensa de los “animalitos”, aprecia el correr del agua en el cauce de los ríos o el oleaje que se forma en el mar, disfruta hacer deporte, especialmente si es al aire libre, como andar en bicicleta; se considera fitness, sin embargo, también disfruto degustar de un buen platillo o postre, con moderación; además, le complace pasar momentos en familia.
Es originaria de Coatzacoalcos, con más de diez años de radicar en la ciudad de Veracruz, estudió la licenciatura en Medicina, en la Universidad Veracruzana y posteriormente, se especializó en Pediatría; se considera afortunada al haber formado parte, como pediatra, de las Fuerzas Armadas y, actualmente, ejercer a nivel institucional en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y de manera privada en su propio consultorio, ubicado en la Riviera Veracruzana.
¿Qué te motivó a ser pediatra?
Es un área de la medicina en la que puedes ayudar al ser humano en su etapa más vulnerable: La infancia, donde hay inocencia y mucho que aprender, pero, sobre todo, mucho que enseñarles. Aunque, a veces, ellos son quienes terminan dándonos grandes lecciones de vida.
¿Cuáles son los padecimientos o temas por los que más acercan los padres a sus hijos, con un pediatra?
La fiebre, es el principal síntoma que le quita la tranquilidad a los papás; siendo, también, en su mayoría, la principal causa de la visita de lactantes y preescolares con un pediatra.
¿Qué consideras que es lo más complicado en la consulta de un niño?
No siempre es complicada la consulta, si sabes entender y ser empático con el niño y sus padres. También soy madre y sé, que esos padres primerizos asustados o esa mami que atiende sola a su pequeño, necesitan comprensión; por lo que siempre trato de escucharlos y brindarles esa calidez y confianza, de que alguien los comprende, ya que, en su angustia por querer ayudar al niño, a veces se cometen errores, pero no es malo, nadie sabe cómo ser papá y nadie sabe cómo tratar a un niño que se enferma, es por eso que les ofrezco mi ayuda en todo momento. A veces, me ha tocado pedirles a las mamis que sean fuertes frente a sus hijos, que no lloren, y muchas otras, donde también he llorado junto a papas destrozados. ¡No es fácil ser pediatra!
Entonces, es muy importante para ti lograr una buena comunicación con tus pequeños pacientes.
¡Es mi prioridad! Un pediatra que no es empático, que no canta, que no ve dinosaurios, unicornios o no conozca personajes, no creo que puede comunicarse efectivamente con su paciente.
Además de dar consulta privada, eres pediatra en un hospital, cuéntanos ¿por qué valoras mucho esa experiencia?
Así es, tengo la fortuna de llevar a cabo ese gimnasio cerebral del médico: El hospital, donde estás en constante contacto con patologías que, habitualmente, no ves en la consulta privada; sin embargo, es un panorama diferente y observas toda clase de casos que, definitivamente nos aportan mucho; sobre todo nos enriquecen el espíritu de seguir sirviendo al ser humano, en especial en su etapa más linda que es la infancia y donde todo, hasta el dolor se te olvida por un momento, con una sonrisa. ¿Y quiénes se encargan de esas sonrisas?, todo el equipo pediátrico, los que estamos ahí, desde disfrazarnos en días especiales para los niños, hacerles cosquillas al explorarlos o convirtiendo unos guantes en un hermoso Mickey Mouse, de cinco orejas.
En ocasiones el tema de vacunar a los niños puede ser cuestionado
por algunos padres que dudan en hacerlo, ¿qué consejo darías
a quien no está seguro de vacunar o no, a su hijo?
Soy pro vacunas, así que, siempre les explico a los padres el beneficio que recibe con ellas cualquier niño; ya que, principalmente, con las vacunas, se está obteniendo salud en todas las etapas de la infancia.
¿Qué le aconsejarías a quien esté pensando en estudiar medicina para luego especializarse en pediatría?
Le diría que es una especialidad que requiere un corazón enorme y un espíritu de altruismo gigante, ya que, aquí observamos a los peques sufrir y luchar batallas muy fuertes, ayudamos a aliviar el dolor de un angelito que no siempre te sabe decir dónde le duele o qué siente. Así que, ¡sí!, se requiere de mucha vocación. ¡Ser pediatra no es fácil!
¿Qué deben tomar en cuenta los padres cuando van a elegir un especialista que atienda a su hijo?
El sentirse identificados con alguien que los escuche y entienda de manera empática, es la clave; si no hay confianza en su pediatra, es difícil garantizar una adecuada evolución, ya que irán buscando diversas opiniones médicas, sin lograr éxito y benéficio en el pequeño.
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