Por: Rosela Abaroa Garrido, Psicóloga.
Hablemos de las emociones y el rol que juegan en nuestra vida. Las emociones son reacciones naturales de nuestro cuerpo a lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Tienen una función evolutiva, pues funcionan como indicadores que nos acercan o alejan del peligro o de aspectos que son valiosos para la vida. Por ejemplo, el miedo nos ayuda a reconocer cuando hay un peligro cerca. El enojo o la ira, nos ayuda a entender que algo o alguien está traspasando nuestros límites. Además de esto, las emociones, nos ayudan a almacenar recuerdos que nos servirán más adelante en la toma de decisiones.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando surge una emoción?
Quizá, has notado que cuando surge una emoción surgen sensaciones en el cuerpo, como tensión muscular en los hombros o en el pecho, agitación, sudoración en las palmas de las manos, relajación, entre otras. También, las emociones suelen venir acompañadas de un primer impulso a realizar una acción. Por ejemplo, cuando algo te molesta, quizá, el primer impulso es querer alzar la voz o evitar por completo la situación. Al mismo tiempo, las emociones van acompañadas de pensamientos que pueden estar relacionados o no al evento que provoca dicha emoción.
La emoción es una respuesta compleja y multidimensional pues, a pesar de que su función es evolutiva, muchas veces no logramos distinguir estos peligros reales de los imaginarios. Por ejemplo, cuando vamos a cruzar la calle y vemos que se acerca un automóvil muy rápido, el miedo puede ser muy útil, pues nos va a ayudar a huir de un posible accidente. Pero, ¿qué pasa cuando se activa la misma respuesta de escape, cuando nos llega un mensaje o un correo del trabajo, donde nuestro primer impulso es querer ignorarlo por completo? Quizá, en este segundo escenario, dejarnos llevar por la emoción no va a ser la respuesta más útil, ya que, esto podría implicar perder el empleo.
¿De qué me sirve saber esto? Bueno, cuando aprendemos a notar y nombrar las emociones cuando surgen, les podemos dar un espacio para validarlas, ser conscientes de estos impulsos y pensamientos asociados a ellas y por ende, ser capaces de tomar una decisión o acción que se acerque a lo que es valioso para ti y que sea útil para el lugar y momento donde te encuentras.
Ya que sabemos que las emociones nos van a acompañar a lo largo de nuestra vida, aprender a reconocerlas y regularlas, es algo útil que nos trae beneficios en todos los ámbitos de nuestra vida. Algunos tips para empezar a regularlas:
1. Nombrarlas y notar las sensaciones corporales que las acompañan.
2. Reconocer tus patrones de conducta asociados a estas y preguntarte si esto es realmente funcional y proporcional para la situación y contexto .
3. Validarlas. Si bien no siempre son agradables de sentir, hay que darles su espacio.
4. De acuerdo a la emoción presente y lo que necesites en ese momento puedes poner en práctica algunas estrategias, como comunicarte de manera asertiva, pedir un espacio, prestar atención plena al momento presente, retirarte de la situación, hacer uso de hielos si la emoción es muy desbordante, entre otras.
Recuerda: No existen emociones buenas o malas, las emociones simplemente son. Te invito a prestarles atención y notar qué es, aquello que nos intentan decir. Como cualquier otra habilidad hay que practicarlo una y otra vez, hasta que sea un poco más sencillo escoger el camino que nos acerca a aquello que es más valioso para ti.
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