¿Te has puesto a pensar en todas las emociones que genera a una madre el poder disfrutar de la compañía de su hijo o hija? En esta carta de una madre a su hijo se puede apreciar cómo su vida se llena de felicidad al poder compartir sus días con él/ella.
Escrito por Phrònesis
Carta de una madre a su hijo (a):
Ver a través de tus ojos, es como ver a través de una gran ventana que me lleva a recordar los mejores momentos de mi vida, cada día me haces sentir orgullosa con tus acciones, aciertos y desaciertos; sin importar lo que pase, eres parte de mi ser y eso hace que el mundo sea más feliz.
Por eso, querido hijo (a) hoy, en esta carta, quiero contarte cómo alegras mis días:
- Los encantas con tu curiosidad, cuando quieres saber sobre todo lo que existe; a veces preguntas y otras experimentas, pero no te quedas con las ganas de saber o preguntar.
- Me alegras con tus ganas de probar todo lo que ves, como si el mundo se fuera a acabar, tratas de probar lo que para tus ojos se ve delicioso, a veces te llevas una gran sorpresa cuando no es tan rico como parece y otras lo guardas en tu mente para luego pedir más.
- Mi corazón siente felicidad ver que eres el mejor arista que puede existir, creas obras de arte con tus manitas, con pintura, con tierra, incluso con la comida, pareciera que el mundo fuera un lienzo en blanco para decorar.
- Me sorprendes cuando sales con comentarios o respuestas de un adulto, las palabras tan cordiales que usas y los gestos que imitas de otros para hacerte ver todo un personaje tan intelectual y sabio.
- Llenas mis días de alegría cuando estás en modo ternurita, tus ojos llenos de amor y tu boquita dispuesta a regalarme un gran beso, abres tus brazos tratando de abrazar todo mi cuerpo con grandes abrazos.
- Me alegra cuando reconoces que no te has portado bien, porque sabes que, a pesar de los errores, de los desaciertos o equivocaciones puedes ser cada día mejor.
- Siento alegría cuando te veo ser tu mismo, tan auténtico con tus palabras, tus risas, tu manera de mirar, de jugar de sonreír, no quieres parecerte a nadie, solo estás siendo tú.
- Me llenas de alegría cuando ayudas a otras personas, siento que he educado a un gran ser humano, que reconoce y valora a los demás, sin necesidad de burlarse de sus defectos, por el contrario, con la misericordia para defenderlo y apoyarlo.
- Me alegras los días cuando traes noticias del colegio, en especial las buenas, pero, aunque se combinen con unas tristes o preocupantes, lo que me gusta es que me cuentas lo que te pasa, esto hace que nuestra confianza crezca cada vez más.
- Llenas mis días de alegría cuando te veo jugar con papá o tus hermanos, aunque no te guste perder y siempre le apuntas a ganar, el verte sonreír y compartir con ellos hace que mi corazón se llene de emoción.
- Me alegra ver el amor y el cuidado que sientes por los animales y la naturaleza, entiendes que son parte de tu vida y que merecen un trato muy especial.
- Haces que sea feliz cuando a pesar de los comentarios groseros o pasados de algunos compañeros, tu valentía te hace sentir que puedes persistir y lograr lo que te propones.
Sencillamente verte, hace que mi vida tenga un nuevo sentido, querido hijo (a), con tu inocencia, amor, alegría, generosidad, dulzura y empatía, logras que yo me convierta en una niña, con ganas de probar todo como tú, de ser una gran artista con lo que encuentre por el camino, con la imaginación de hacer que cada historia se vuelva en un cuento fantasioso y que cada momento a tu lado sea una gran aventura, eres parte de mi vida y celebro los días en los que estás en ella.
Vía: blog.elartedesabervivir.com