Vía: BBC Mundo
Todo el mundo está tratando de adivinar las intenciones del presidente de Rusia, Vladimir Putin, en Ucrania.
Estados Unidos está retirando personal de su embajada mientras crecen los temores a un posible conflicto. Pero cabe preguntarse si quizá ya empezó.
El riesgo de una guerra total entre Rusia y EE.UU. domina los titulares.
El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, dijo este miércoles que su país rechaza la demanda de Rusia de que haya un veto a la entrada de Ucrania en la OTAN, pero añadió que se le ha ofrecido a Rusia “un camino diplomático hacia delante”.
Todas las preguntas obvias se están haciendo. ¿Atacará Rusia? ¿Está el presidente Vladimir Putin convencido de la guerra sin importar lo que pase? ¿O puede la diplomacia asegurar la paz?
No podemos leer la mente del presidente Putin.
Así que he aquí otra pregunta: ¿cómo sabremos, si es que sucede, cuándo comienzan las hostilidades?
Tanques rodando, cohetes volando
La respuesta parece obvia
Formaciones de tanques rusos claramente concentradas que cruzan las fronteras de Ucrania, o un bombardeo masivo con cohetes o ataques aéreos contra posiciones ucranianas marcarían una escalada drástica para la crisis y un cambio hacia una nueva fase del conflicto.
Las primeras alarmas llegarán de las fuerzas militares ucranianas mismas, pero aeronaves y satélites occidentales recolectores de inteligencia podrían advertir sobre las preparaciones de una potencial ofensiva.
Probablemente habrá señales de un ataque inminente, dice Michael Kofman, un experto en las fuerzas militares rusas del Centro para Análisis Navales de EE.UU.
Entre ellas está la “formación de tropas”, dice, ya que mucho de lo que se ha desplegado es equipamiento pesado en vez de los soldados en sí. Otras señales serían “la dispersión de fuerzas, la llegada de elementos logísticos y de apoyo, y un cambio en la aviación de ala fija y rotatoria”.
Pero la pregunta también se puede responder de otra manera y para esto necesitamos dar un paso atrás y ver la campaña rusa contra Ucrania en conjunto.
Necesitamos ver todas las herramientas que tiene disponible Moscú y evaluar cómo se están usando. Bajo esta luz, cuando preguntes “¿cómo sabremos si el conflicto ha iniciado?” la pregunta podría ser que a lo mejor ya inició.
Las hostilidades han estado teniendo lugar desde hace unos años.
Presión militar
Empecemos desde donde estamos.
Rusia ya ocupa Crimea, una parte de Ucrania, y provee asistencia táctica a rebeldes anti-Kiev en la región del Donbás.
De hecho, fue la intervención de unidades blindadas y mecanizadas rusas contra fuerzas ucranianas en 2014 la que evitó la derrota de los rebeldes prorrusos.
Las luchas esporádicas han continuado desde entonces. Todos los lados supuestamente apoyan un esfuerzo de paz allá, pero se ha hecho poco progreso.
Amenaza de uso de la fuerza
Más allá de esta presión también está la amenaza de emplear una fuerza militar sobrecogedora.
La acumulación de formaciones de combate rusas alrededor de las fronteras con Ucrania es extraordinaria. Esto incluye un despliegue significativo de fuerzas a Bielorrusia, el cual también comparte fronteras con Ucrania, lo cual puede proveer un punto de entrada más cercano para un asalto hacia la capital, Kiev.
Dónde están posicionadas las tropas rusas
Los portavoces rusos se refieren a esta acumulación como un ejercicio que no supone ningún tipo de amenaza. Pero debido a la escala, la naturaleza de unidades desplegadas y la llegada gradual de suministros y otros “habilitadores” se sugiere que esto es mucho más que maniobras de rutina.
Los analistas han estado siguiendo la acumulación usando fotos satelitales civiles. Numerosos videos de teléfonos inteligentes han aparecido en línea mostrando trenes con equipamiento que se dirigen hacia Ucrania o Bielorrusia. Y evaluaciones de publicaciones en redes sociales, correlacionadas con las unidades que se ven en movimiento, dan un impresionante entendimiento de lo que está sucediendo.
Independientemente de lo que diga Moscú, Ucrania y sus amigos occidentales tienen todas las razones para estar preocupados.
Compartiendo la historia de Moscú
Otra herramienta que tiene disponible Moscú es un intento por controlar y dirigir la narrativa.
Por un lado, Rusia dice que no está preparándose para la guerra, aunque parezca mucho que así es. Pero, igual de importante, tiene una historia para contar, una narrativa, según la cual la propia Rusia está siendo amenazada y Ucrania está lejos de ser la víctima.
Esa es la base de documentos que se entregaron a EE.UU. buscando frenar y de alguna manera revertir la expansión de la OTAN y crear una nueva esfera de influencia para Moscú.
Mientras que algunos aspectos de las propuestas rusas, como mantener charlas sobre sistemas estratégicos y armamentísticos, son vistos en general como una buena idea, es poco probable que la expansión de la OTAN vaya a cambiar, y Rusia seguramente lo sabe.
Pero la narrativa también tiene otro propósito. Es la historia que Rusia cuenta para intentar dar forma a la manera en la que toda la crisis de Ucrania se discute, no solamente por los gobiernos occidentales o sus propios ciudadanos, sino por ti y por mi, los que leemos y escribimos este análisis.
Según todos los análisis justos e independientes, Rusia se está preparando para la guerra contra Ucrania, independientemente de lo que digan sus portavoces oficiales.
Subversión
Hay otras posibilidades disponibles para Rusia también. Ciberataques y subversión, por ejemplo.
Ucrania ciertamente ha sido objeto de la primera. Hace un poco más de una semana un número de sitios gubernamentales fueron afectados a pesar de que no había claridad de la procedencia de los ataques.
Más recientemente, el gobierno británico afirmó tener evidencia de que Moscú ha seleccionado individuos para formar un nuevo gobierno en Kiev. Más allá de las sospechas, no ha habido pruebas públicas convincentes que confirmen la influencia de Moscú en tales actividades.
Michael Kofman dice que el elemento cibernético podría jugar un papel importante de cualquier ataque ruso, porque puede diezmar infraestructura crítica e interrumpir las capacidades ucranianas para coordinar un esfuerzo militar.
Líneas borrosas entre la paz y la guerra
Cuando Rusia se anexó Crimea, oímos hablar mucho sobre “guerra híbrida o de zona gris” y sobre la supuesta negación de la operación, en la que participaron hombres uniformados, pero sin insignias militares.
Pero no había duda sobre quiénes eran esos soldados. Y Crimea fue capturada con fuerza militar clásica, más que por una decepción esotérica.
Lo que está ocurriendo actualmente es el fundamento de la “guerra de zona gris”: el desvanecimiento de las líneas entre la guerra y la paz.
No es así como solemos ver las cosas en Occidente.
Pero las fuerzas militares rusas han articulado una doctrina sofisticada que ve la guerra y la paz como una continuidad en la que se usan distintas herramientas en distintas etapas, a veces en secuencia, a veces en conjunto, aunque con el mismo objetivo estratégico.
Y es por eso por lo que en realidad el conflicto ya se ha desencadenado. La única pregunta es hasta dónde está dispuesto a llegar el presidente Putin dentro de esa continuidad de la “zona gris”.